¿Alguna vez intentaste hacer algo que requiera mucha concentración en medio de una habitación llena de personas?
Es difícil, ¿verdad? ¡Casi imposible!
Todos nos concentramos mucho mejor en un espacio en el que estamos tranquilos, donde no hay interrupciones y en el que podemos poner nuestra energía en la tarea. Por lo general, la mañana es el espacio más tranquilo del día.
Una de las ventajas más grandes de despertarse temprano es que tienes una hora sin interrupciones ni ruidos en las que concentrarte en actividades que requieren mucha concentración o que son creativas. Hasta ahora, mis favoritas son: escribir, estudiar y planificar.
Particularmente, es bueno revisar tus planes sobre el día en la mañana, para tener claros tus compromisos y prioridades.
De hecho, uno de los comentarios más normales que escucho de personas que empiezan a levantarse temprano es: «¡Guau! No me di cuenta de cuánto necesitaba un poco de tranquilidad hasta que tuve esa hora por la mañana. Y lo mejor es que cuando salgo a la calle sé que ya estoy dos pasos por delante del mundo y que mi día es un éxito.»
Por eso mismo, mejor es dejar todo lo que no necesite ese nivel de foco para más tarde. Recomiendo no conectar Internet en el celular hasta después de las 8am. y revisar el mail, el diario o las redes sociales después en el día.
El comienzo del día marca el tono del resto. Despertarte temprano asegura que ese tono sea positivo, enfocado y lleno de energía
